18 junio 2006

Paradigmas de la Sociedad Panameña

Hace unos tres y medio millones de años surgió, del fondo del mar, el istmo de Panamá. Este hecho tan notorio, además de cambiar la geografía y la climatología de todo el planeta, tuvo impactos significativos en la biodiversidad del Continente Americano, al permitir el intercambio de especies animales y vegetales entre el norte y el sur y al crear los océanos Atlántico y Pacífico, promoviendo la especiación en estas dos enormes masas marinas, por efecto de su separación... Pero la emergencia del istmo de Panamá no solo propició el intercambio de especies de los dos Reinos: Animal y Vegetal. Sin duda, también hizo posible la migración de grupos humanos, de norte a sur y viceversa, así como el intercambio cultural...

Por estas y otras razones, Panamá es un país maravilloso y muy especial…Cuenta con una posición geográfica estratégica, en la cintura de América, siendo el punto más angosto de este Continente. No existía un sitio mejor dotado por la naturaleza para que Vasco Núñez de Balboa, guiado por los indígenas panameños, descubriera el Mar del Sur (océano Pacífico). Por su posición geográfica y su angostura, fue el punto de concentración de las tropas españolas en la conquista del Nuevo Mundo. De aquí partió Francisco Pizarro, en el primer tercio del siglo XVI, para iniciar la campaña que culminaría con la conquista del Imperio Inca (actual Perú), en el Pacífico suramericano. Durante y después de la conquista, el codiciado oro del Imperio del Tihuantisuyo (Perú, Ecuador y Bolivia) recorría el camino a la inversa: desde el sur, era transportado por barco hasta la ciudad de Panamá; desde este punto, a lomo de mulas, hasta la ciudad atlántica de Nombre de Dios (fundada por los españoles en 1509) y de ahí a España (años después, en 1597, se utilizó la ciudad de Portobelo para este propósito). Fueron, los Hispanos, los primeros en tomar conciencia del inmenso potencial estratégico -desde los puntos de vista geopolítico, militar y comercial- de este angosto territorio rodeado por dos inmensos océanos y que unía el norte con el sur de América… A partir de entonces, quedó sellado su destino como “…Puente del Mundo y Corazón del Universo”. El libertador Bolívar escribió, en la Convocatoria al Congreso de Panamá, el 7 de diciembre de 1824: "...Parece que si el mundo hubiese de elegir su capital, el Istmo de Panamá sería señalado para este augusto destino, colocado, como está, en el centro del globo..."

En la actualidad, la República de Panamá se ha convertido en un país de oportunidades y en el sitio preferido de gentes de muchos países para vivir, invertir, hacer negocios o, simplemente, visitar para admirar las múltiples e incomparables bellezas naturales con que Dios la ha bendecido… Muchas empresas y Bancos -nacionales e internacionales- han abierto sus puertas en el país, aprovechando sus ventajas comparativas (el canal interoceánico, el ferrocarril transístmico, la zona libre de Colón, los grandes puertos, las facilidades bancarias, etc.) y su economía dolarizada desde hace muchos años.

La inversión y el crecimiento económico de la nación se han catapultado al consolidarse el sistema democrático, luego de casi veinte años de la caída, en 1989, del que se espera haya sido el último gobierno dictatorial de la república y la eliminación del ejército. La reversión de la Zona del Canal (incluyendo el Canal Interoceánico), el 31 de diciembre del año 1999, marcó un hito en la historia de esta pequeña nación, al llegar a su fin un oprobioso enclave colonial de más de 90 años, ya que la República de Panamá pasó a ser la dueña absoluta y única responsable de la operación, mantenimiento, modernización y administración del pujante emporio canalero -principal empresa del país- y lo ha hecho extremadamente bien. El “secreto” de este éxito ha sido que la vía canalera se ha administrado y operado, hasta este momento, como una empresa privada, independiente de la política criolla...

El área metropolitana de la ciudad de Panamá, capital de la república, es una de las urbes más modernas y cosmopolitas de América Latina. Cuenta con todas las facilidades y comodidades de las grandes ciudades de los países desarrollados y con un perfil urbano que tiene una de las mayores concentraciones de rascacielos por kilómetro cuadrado, entre los países de Hispanoamérica y El Caribe, que está en permanente crecimiento (próximamente se iniciará la construcción de varias decenas de edificios que superan los ochenta pisos y algunos de ellos los cien). Sus puntos débiles son: la poco desarrollada red vial (saturada de cuellos de botella y de semáforos tontos que hacen necesaria la presencia de muchos policías dirigiendo el tránsito), la falta de un sistema de transporte masivo de pasajeros moderno y eficiente (el actual -dominado por los llamados Diablos Rojos- es arcaico, brutal, ineficiente, peligroso e indigno de una población y ciudad que, hoy por hoy, se merecen otro trato), la carencia de educación vial de conductores y transeúntes y la falta de funcionarios especializados en las técnicas modernas de organización, operación, administración y fiscalización del tránsito y los flujos vehiculares.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Uno de los grandes atractivos de Panamá, como destino turístico y comercial, siempre ha sido su seguridad social. Todavía se puede decir que el país es seguro. Pero esta seguridad está siendo fuerte y peligrosamente socavada por un significativo incremento de la criminalidad -como nunca antes en la historia del istmo- y está a punto de colapsar. Ya son cosa del diario vivir las guerras urbanas y los tiroteos entre pandillas, los frecuentes ajusticiamientos en el sombrío mundo del narcotráfico y el lavado de dinero, el aumento de los crímenes pasionales y los asaltos a bancos, empresas y ciudadanos. Las abarroterías de los inmigrantes asiáticos son constantemente asaltadas y los dependientes heridos o asesinados por malhechores menores de edad. Pareciera que la Policía Nacional no se da abasto para combatir eficientemente la escalada criminal. Sin embargo, todavía se está a tiempo de frenar, antes de que la situación sea incontrolable y los ciudadanos comiencen a tomarse la justicia por sus propias manos, como ocurre en varios países latinoamericanos, al ver que los estamentos encargados de aplicar la justicia y el orden muestran total ineptitud e inoperancia… El gobierno de turno tiene que asignarle una alta prioridad a la solución integral de este problema que, sin duda, tendría repercusiones muy negativas en los planes y acciones que se están llevando a cabo para convertir a Panamá en uno de los principales destinos turísticos y comerciales de la región…

Un síntoma de la preocupante descomposición social que se apodera del país es el cambio en los valores sociales tradicionales hacia un modelo que exacerba el hedonismo y lo material. Los medios de comunicación masiva (especialmente los periódicos y la televisión) son, en parte, responsables de esta situación. Por ejemplo, un elevado porcentaje de las propagandas de la televisión comercial tienen alto contenido sensual. Además, se ha incrementado la oferta de telenovelas y programas de abierto contenido sexual e inmoral que promueven antivalores altamente nocivos a la sociedad en su conjunto (y que son, por desgracia, los que tienen mayor sintonía y más patrocinadores). Las Autoridades civiles tienen parte de la culpa, también, al eliminar la antigua Junta de Censura y hacerse de la vista gorda, en aras de un mal entendido fomento a la actividad comercial y a costa de los más altos valores morales y sociales del país. Como se escucha en los corrillos más populares, ya no hay hombres feos sino limpios (sin dinero), en fuerte alusión a la poca importancia que se asigna a los sentimientos y la exagerada valoración de lo material. Ya son frecuentes las denuncias de hombres en edad adulta (incluyendo “educadores”) que abusan sexualmente de niñas y adolescentes menores de edad. En contraposición, hay niñas y adolescentes que se están prostituyendo desde temprana edad para obtener atención, placer, dinero y cosas materiales. ¿Dónde están los padres de estas pobres criaturas? ¿Acaso algunos instan a sus hijas a prostituirse para obtener ventajas económicas? ¿Qué pasa con la familia en Panamá y con las instituciones encargadas de protegerla y consolidarla? Los casos de incesto son, también, cada vez más comunes, indicando que esta grave descomposición social tiene raíces muy profundas que hay que combatir con inmediatez y energía, antes que ocurra un desbordamiento social, con graves secuelas para la sociedad panameña.

La corrupción a todos los niveles (públicos y privados) y la falta de seguridad jurídica son otros de los grandes flagelos de la sociedad panameña. El "juega vivo" está, inconscientemente, en la mente de muchos panameños... El sonado caso de la sustracción millonaria de dineros del Banco Nacional en la que participó una amplia red de funcionarios de todos los niveles, es aún recordado tristemente. En los últimos años se han revelado a la luz pública diversos casos de títulos universitarios falsificados, tanto de universidades extranjeras como locales, en los que obviamente, han participado funcionarios del sistema educativo nacional. El escándalo más reciente es el de un ciudadano que durante muchos años ejerció como abogado con un título falso de una universidad extranjera y que aún tuvo la osadía de aspirar al cargo de Magistrado de la República y -para asombro tardío de toda la ciudadanía- lograrlo. ¿Cómo es posible que estas cosas ocurran? Solo con la aceptación de funcionarios corruptos que se prestan a estas ilegalidades e inmoralidades por el vil dinero u otra forma de pago. En este momento, hay varios casos de personajes notorios de la sociedad panameña que se creen que están por encima de la Ley y, por lo tanto, actúan como si gozaran de total impunidad, al punto de no aceptar sus responsabilidades legales y los errores cometidos en ciertos hechos acaecidos hace muy poco, en completa oposición a las leyes de la República. Famoso es también el reciente caso de jóvenes abogadas que se prostituyeron, durante los períodos de visita a sus clientes, reclusos del sistema penitenciario panameño vinculados al narcotráfico, por dinero y costosos regalos. ¿Cómo pudieron consumar estos actos libidinosos -tan bochornosos como inmorales- que no tienen parangón en los anales de la justicia panameña, sin contar con la colaboración de autoridades del sistema penitenciario? ¿Qué está pasando con el hombre y la mujer panameños? ¿Es tan fuerte el deseo de tener dinero y posesiones, para proveerse placer, que ya no se miden las consecuencias? Hay muchos otros casos que sería penoso citar. Lo peor de todo es que, raramente, alguien es castigado ejemplarmente para enviar un claro mensaje a la ciudadanía de que el crimen no paga.

Cada vez hay más casos de suicidios, muchos de los cuales son indicios de una población hastiada y frustrada por la falta de justicia, el alto nivel de desempleo, los salarios bajos que no aumentan jamás, el alto costo de la vida, los privilegios y la impunidad de los ciudadanos ricos o con poder político y el tráfico de influencia, entre muchos otros abusos. El país se está polarizando cada vez más. Paraciera que existen dos Panamá en dimensiones distintas pero paralelas: el Panamá de los ricos o con influencia y el de los demás. La sociedad panameña está en una triste encrucijada de la que solo podrá salir bien librada con el aporte de todos sus estamentos, principalmente la clase política que detenta el poder, para lograr los cambios que se requieren. No es tarde aún pero hay que iniciar acciones conjuntas inmediatamente y con energía para salvar el país del un desastre social y económico de grandes magnitudes y repercusiones. ¡Hagámoslo por Panamá!

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