27 julio 2006

Surco Estéril (Segunda entrega de esta novela)

¿Cambio de época o época de cambios?

Finalmente, tal como había anticipado Sergio, al gobierno no le quedó otra salida que firmar, en septiembre de 1997, el vinculante documento de adhesión del país al Convenio de Marrakesh, que dio origen a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Y los cambios, por presiones tanto internas como externas, no se hicieron esperar…

La primera acción obligada del gobierno fue, en efecto, el desmantelamiento progresivo del sistema arancelario que, por años, había protegido celosamente la producción nacional. Los países ricos impusieron su ley y, en flagrante y abierto desacato de la normativa de la OMC mantuvieron los megasubsidios a su producción, que representaban la más grande injusticia y distorsión en el escenario del comercio internacional.

Por un lado, los gobiernos no supieron guiar a los productores agropecuarios hacia la verdadera y permanente transformación y modernización de sus sistemas productivos. A lo interno, fue demasiado lento en introducir los cambios y adecuaciones que se imponían en sus servicios de apoyo al comercio de los alimentos, en la adecuación de sus infraestructuras y en la implementación de programas de fomento y apoyo a la transformación agropecuaria hacia cultivos y rubros con mayor potencial de competitividad.

Por otro lado, muchos pequeños y medianos agricultores continuaron ignorando las nuevas reglas del comercio internacional, como queriendo tapar el sol con las manos, sin organizarse en cooperativas o asociaciones de producción, con mayores posibilidades de adaptarse a los cambios del entorno para poder competir. Insistieron en sembrar los mismos cultivos tradicionales, con los cuales ya no podían ser competitivos en el nuevo orden mundial de las economías abiertas, utilizando tecnologías y sistemas de producción insostenibles, por lo anticuados y poco amigables a los agroecosistemas.

- ¿No se los había dicho? Ya el gobierno de turno firmó. Estamos dentro de la OMC. Tenemos que organizarnos e informarnos adecuadamente para implementar los cambios que se requerirán en nuestros sistemas de producción, si es que queremos mantenernos en el mercado. Tenemos que aprovechar las leyes e incentivos que el gobierno ha prometido para prepararnos bien para la dura competencia que se avecina. Dijo Sergio con mucha visión.

- Ojala que cumplan. Siempre prometen muchas cosas para tranquilizarnos y son pocas las que cumplen. Lo único que les interesa de nosotros a los partidos políticos es el voto, cada cinco años. Aseguró Eugenio con una expresión de desilusión en el rostro.

- Esperemos que el gobierno prepare un buen equipo de negociadores para negociar bien el asunto de los techos arancelarios por rubro, como le llaman. La desventaja es que estamos entre los últimos en ingresar a la famosa OMC y ahora nos toca negociar con base en lo que han logrado otros países que se nos adelantaron en el proceso. Manifestó Juan con incredulidad.

- Para qué lamentarse ya. Cuando debimos no lo hicimos y ya es pan comido. Ahora tenemos que ver como nos organizamos y salimos adelante. Espero que el gobierno tome en cuenta a los sectores productivos cuando empiece las negociaciones porque ellos sabrán mucho de leyes, de economía y otras cosas pero de agricultura nada o muy poco. Para que la negociación se encamine bien, o sea, para que podamos sacar el máximo beneficio posible, como país, tienen que tomarnos en cuenta. Señaló Eugenio con escepticismo.

- Yo, por lo pronto, trataré de formar una cooperativa de producción. Espero contar con mis colegas y amigos del sector avícola. Tendremos que aportar algunos recursos monetarios, como capital semilla, para iniciar operaciones y, también, hablar con los del INACOOP para que nos ayuden y capaciten en la filosofía y los procedimientos del cooperativismo. Así seremos sujetos a préstamos mayores para invertir en nuestro proceso de adaptación a los nuevos tiempos. Aconsejó Sergio.

- Y, ¿qué es eso del INACOOP? ¿Con qué se come eso? Dijo Juan.

- Es el Instituto Nacional de Cooperativismo. Con el primer préstamo tendremos que contratar los servicios de algún asesor en producción y comercialización de aves y huevos. Es obvio que necesitaremos ayuda. Requeriremos de un experto que nos ayude a actualizar nuestros sistemas de producción, nos enseñe su funcionamiento, nos acompañe durante nuestros primeros pininos, para asegurar el éxito, y nos enseñe a diseñar y establecer las mejores estrategias comerciales. Amplió Sergio.

- ¿De cuánto sería el aporte para el capital semilla? Estaría dispuesto a dejar la lechería por los pollos pero dependerá de cuanto me cueste la reconversión y de cuánto sea este monto. Indicó Eugenio.

- Yo también. Presiento que esta va a ser una época de muchos y grandes cambios…Dijo Juan.

- Esto dependerá de cuántos colegas agricultores logre interesar en esta iniciativa que tiene una relación directa con nuestra sobrevivencia misma como productores. Mientras más se afilien, más bajo será el aporte para el capital semilla. Es cierto, Juan, lo que viene, además de un cambio de época, es una época de grandes cambios que habrá que enfrentar con inteligencia y buenas estrategias para salir adelante juntos. Concluyó Sergio.

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