Ayer, en los programas de comentarios socio políticos de TVN y TELEMETRO,
se comentó ampliamente sobre la Ley 72 de la Zona Libre de Colón, que sustituía
la antigua Ley del año 1948 que creó esta zona franca hace 64 años, así como de
los movimientos e incidentes que llevaron al Gobierno Nacional a su derogación,
mediante el Proyecto de Ley 541. Este
Proyecto de Ley fue aprobado rápidamente en tres debates de la Asamblea
Nacional y sancionado ayer mismo por el Presidente de la República, Ricardo
Martinelli Berrocal.
Llamó la atención cómo los diferentes panelistas que adversan al gobierno
actual y los famosos analistas políticos -que lo saben todo- hablaban con tanta
fluidez, erudición, sapiencia y juicio sobre la problemática socioeconómica de
la provincia de Colón y sobre cómo solucionar todos los problemas que la
aquejan. Indicaban lo olvidada que ha
estado esta provincia y culpaban al gobierno del Presidente Ricardo Martinelli
de no escuchar el clamor popular de los colonenses que reclaman mejores días
para su patria chica. Incluso, algunos
de los sabios y expertos son colonenses que, en su momento, ocuparon altas
posiciones políticas en gobiernos recientemente pasados.
¿Será que los problemas de Colón surgieron todos en estos poco más de tres
años de gobierno del Presidente Martinelli?
Da la impresión que esto es lo que se quiere sembrar, subliminalmente,
en la mente de los panameños. Pero los
panameños ya han aprendido que los
políticos tradicionales recurren a esta estrategia, para enlodar al
gobierno de turno y ganar notoriedad, cuando se avecinan tiempos políticos y
elecciones. Es pura demagogia de la más barata
e hipocresía de la más descarada. Sería
bueno preguntarles qué hicieron ellos, que son tan brillantes y tan patriotas,
para solucionar los problemas socio económicos de la provincia de Colón, endémicos
y crónicos, o sea, de larga data, cuando tuvieron la oportunidad de dirigir los
destinos de la Nación.
El hecho de que la provincia de Colón esté tan mal como está (igual podría
decirse de Bocas del Toro y Darién) se debe a múltiples factores, como todos
los panameños saben. Por un lado, habría
que considerar los aspectos socio culturales y étnicos de los colonenses, por
otro lado el hecho de que los gobiernos anteriores, tanto de la dictadura
militar como de la democracia post dictadura (los últimos 41 años, sin contar
el gobierno actual), no se ocuparon de la provincia y la veían solo como una
mina de la cuál extraer riquezas para cualquier fin, menos el desarrollo socio
cultural y económico de Colón. Esto es
un hecho histórico y es la verdad, aunque le duela a los políticos
tradicionales, especialmente a los nativos de esta provincia, de todos
conocidos, que nunca apoyaron su
provincia natal cuando estaban gobernando el país. Unos
por ser mediocres en grado superlativo y otros porque no les importa un pepino
y su objetivo primordial siempre fue y es enriquecerse y ayudar a sus co
partidarios, familiares y amigos. Sería
muy interesante hacer una lista de los Legisladores, Diputados, Representantes,
Ministros y Magistrados colonenses que han desfilado por los distintos
gobiernos, desde la entronización de la dictadura militar, en 1968, hasta el
2009, al término del gobierno de Martín Torrijos. ¡¡¡Ninguno hizo lo suficiente para ayudar a
Colón a salir de la postración socio económica en que está sumida desde hace
años!!! Sinceramente, hablar de estos temas debería darles rubor y vergüenza. Muchos están todavía activos en la política
e, increíblemente, tienen buenas posibilidades de reelegirse. Los colonenses educados, conscientes y
patriotas, que son mayoría, deberían pasarle
la factura y darle su voto consciente a
gente nueva y preparada que los represente dignamente y ayuden al
desarrollo socio económico sostenible de su provincia y el país. Por otro lado, sería interesante investigar
lo que han hecho organizaciones como la
Cámara de Comercio de Colón, el Frente Amplio de Colón, la SUNTRACS y el Frente Nacional por
la Defensa de los Derechos Económicos y Sociales de Panamá (FRENADESO), en apoyo a las reivindicaciones del pueblo
colonense y de Colón. También sería interesante
analizar lo que hicieron por esta provincia otras organizaciones civiles, que
ahora se dan golpes de pecho, durante los veintiún (21) años de dictadura
militar o los veinte (20) años de concubinato del bipartidismo entre el PRD y el
Panameñismo.
En términos de partidos políticos, durante los últimos cuarenta y cuatro
(44) años, desde la fundación del Partido Revolucionario Democrático (PRD) en
1979, en tiempos de la dictadura militar, hasta la finalización del gobierno de
Martín Torrijos en 2009, este partido político tradicional ha estado en el
poder durante veinte (20) largos años.
De estos veinte años tuvieron
poder absoluto por diez (10) años, en tiempos de la dictadura, ya que no existía la oposición política. En resumen, es el partido que más
oportunidades ha tenido para ayudar al desarrollo de Colón, Bocas del Toro y
Darién pero no lo hizo, ni estaba en
sus planes hacerlo. Por otro lado, el
Partido Panameñista, ahora profundamente dividido, ha estado diez (10) años en
el poder político, desde el establecimiento de la era democrática post
dictadura. O sea, de los últimos
veintitrés (23) años en democracia, este partido ha gobernado durante dos (2)
períodos y no se atendieron los
problemas de la provincia de Colón.
Con la llegada de Cambio Democrático al poder político (2009 a 2014) y
la elección de Ricardo Martinelli como Presidente de la República, en poco más
de tres años, este gobierno y su nuevo partido político (si se compara con el
Panameñismo y el PRD) ha invertido alrededor de 600 millones de Balboas en la
provincia de Colón, de un total superior a los mil millones que piensa invertir
al término de su período. Habría que
preguntar ¿cuánto invirtieron el Panameñismo y el PRD en la provincia de Colón,
durante sus veinte (20) años conjuntos en el poder, en tiempos de la democracia
post dictadura? Entre los dos, no
superan lo que en poco más de tres años ha invertido el gobierno del Presidente
Martinelli y el CD al que, todavía, le restan poco menos de dos (2) años de
gestión. ¿No demuestra esto el interés
genuino del Presidente Martinelli, su equipo de trabajo y su gobierno, de
ayudar a la provincia de Colón a elevar su nivel socio económico de forma
significativa y sostenible? Si alguien
dice que no, es porque no está viviendo en Colón o en Panamá o es miembro de uno
de los dos partidos políticos tradicionales cuyas cúpulas pretenden ignorar la
realidad o tapar el sol con las manos.
La Ley 72 era buena y no ponía en peligro ni la soberanía nacional ni el
patrimonio de Colón o del país y beneficiaba grandemente la provincia (ver “Reflexiones sobre la Ley 72, de 19 de octubre de 2012”, en este Blog). Los
colonenses perdieron una magnífica oportunidad, gracias a los políticos
tradicionales que han atrasado Panamá por muchos años, a los intereses
personales de algunos malos panameños, a la falta de visión de algunos líderes
de la sociedad colonense y a una falta de concienciación y madurez política de
la población colonense en general, que se deja obnubilar la mente por discursos
de barricada, demagógicos e hipócritas, de quienes solo tienen intereses
personales y/o politiqueros. Es triste y
frustrante darse cuenta que hay muchos “panameños” que solo piensan en ellos,
en sus partidos políticos y en el poder, como un fin para enriquecerse. La
política criolla tradicional es una basura y, lamentablemente, se ha
convertido en un negocio lucrativo con un enfoque de extracción en el que el
bienestar de los panameños y del país es lo que menos importa…
El vandalismo a la propiedad privada y estatal, el saqueo al comercio en las
ciudades de Panamá y Colón, las pérdidas multimillonarias causadas a las empresas
de la Zona Libre de Colón, los ingresos millonarios que ha dejado de percibir
el Estado por las operaciones de la ZLC, el terrible deterioro a la excelente
imagen internacional que había logrado Panamá en los últimos tres años (que
podría tener implicaciones negativas para el país) y los muertos y heridos
producidos durante estos insensatos e innecesarios motines, son el saldo
trágico de los desmanes organizados que ocurrieron, a lo largo de diez días, a
partir de la sanción presidencial de la Ley 72, el 19 de octubre pasado (ver: “Derogación de la Ley 72 de la Zona Libre deColón”, en este Blog). ¿Era
necesario provocar esta violencia inaudita?
Gracias a Dios la Policía Nacional no ejerció un uso más intenso e
indiscriminado de su poder de reacción y actuó moderadamente. Lo contrario, la cuota de muertos y heridos
habría sido elevada… Las tres muertes trágicas e innecesarias ocurridas fueron
las de un niño (por bala perdida desconocida), la de un indigente (que, desafortunadamente, quedó en medio de las acciones) y la del saqueador de un
comercio (a manos del empresario dueño, en defensa propia). Entre los heridos se cuentan doce (12)
policías.
La prensa internacional ha hecho eco de esta crisis pero algunos medios
noticiosos mencionan, erróneamente, que el gobierno nacional pretendía privatizar
la Zona Libre de Colón ("Panamá derogará la Ley 72, que permitía la privatización de la Zona Libre de Colón", RTVE, España, 27 de octubre de 2012). Nada más
lejos de la realidad pues, bajo la derogada Ley 72, la ZLC hubiera seguido
siendo una institución estatal y los que lo duden solo tienen que remitirse al
texto de esta Ley que es de dominio público.
También pueden tener acceso al texto completo en el artículo “Reflexiones sobre la Ley 72, de 19 de octubre de 2012”, en este Blog.
El Presidente Martinelli debe continuar su exitosa gestión gubernamental
sin mirar atrás. Debe seguir ayudando a
Colón y los colonenses, cumpliendo con las actividades, proyectos y programas prometidos
en campaña o pensados para esta provincia, muchos de los cuales ya se han
realizado, están en progreso o están por iniciarse. Desde la dictadura militar hasta la fecha, ningún
gobierno ha hecho más por el pueblo colonense que este gobierno, en solo tres
años. Las estadísticas de Panamá, en los
últimos tres años, indican que el gobierno del Presidente Martinelli ha logrado
avances sociales y económicos que jamás se habían alcanzado en los cuarenta y
un (41) años de gobiernos que lo antecedieron.
Su estilo de gobernar ha sido muy eficaz y ha puesto en evidencia la
mediocridad o la falta de compromiso de esos gobiernos con la Nación y será un
referente en la política criolla en los años por venir. Muchos empresarios lo adversan por haberlos
obligado a pagar al Estado los impuestos que nunca pagaron, aprovechando
influencias políticas o dando generosas coimas a funcionarios corruptos, recaudaciones
que representaron entradas multimillonarias al fisco. Otros lo adversan porque elevó el salario
mínimo de los trabajadores y obligó a pagarlo a algunos patronos empresarios
que se negaban a cumplir. Su amor por
Panamá está hartamente demostrado, así como su humildad y valentía al reconocer
sus errores y enmendar algunas de sus decisiones más polémicas (actitud sin
precedentes en la política criolla). En
la actual crisis, sabiendo que la Ley 72 era buena para Colón y el país entero,
demostró una vez más su amor por la patria y su capacidad de estadista al
derogarla en pro de la paz nacional y al reconocer que no se había consultado
lo suficiente. Muchos verán en esto un
signo de debilidad pero es, más bien, una muestra de sumisión y amor por la
tierra que lo vio nacer y la demostración de una fortaleza espiritual
inquebrantable…
A pesar
de varias intentonas para descalificarlo y separarlo del poder el Presidente
Martinelli ha podido capear los siniestros temporales y salir adelante en la
construcción de un mejor Panamá y lo está logrando. La crisis de la Zona Libre de Colón ha sido
otro intento más de sedición para derrocarlo y, de paso, derrocar la democracia. De ahora hasta las elecciones en 2014 se
avecina un período político de gran inestabilidad y peligro para Panamá y su
progreso. Los partidos de oposición y
sus ya conocidos aliados ven amenazada su existencia y no claudicarán en sus
intentos de obstruir el éxito de su gestión y su creciente popularidad entre el
pueblo panameño. No dejarán de intentar
derrocarlo pues temen su inminente derrota en las próximas elecciones y temen, aún
más, la posibilidad de su reelección inmediata.
La parte del pueblo panameño que verdaderamente ama este hermoso país, que son mayoría, tiene
que manifestar abiertamente su respaldo total al Presidente Martinelli y su
repudio a quienes utilizan la violencia, el engaño y la desinformación para
lograr sus metas políticas. El Presidente
y su equipo de trabajo tendrán que extremar cuidados y, al mismo tiempo, seguir
impulsando el país hacia adelante y arriba con el ímpetu que hasta ahora han
desplegado… El pueblo los premiará con
su apoyo irrestricto…