09 marzo 2014

La Crisis del Pueblo Venezolano

Venezuela es un país extraordinario, desde todos los puntos de vista.  Es la patria del insigne Simón Bolívar, Libertador de América del Sur y gran visionario que soñaba con la unificación de Latinoamérica en un solo país.  Posee un extenso territorio, cuenta con enormes bellezas naturales (como el Salto del Ángel, ícono mundial del turismo y del salto de altura en traje de alas y en parapente), con una importante área selvática amazónica, con una rica orografía, con una extensa variabilidad climática para todo tipo de explotación agropecuaria, con enormes yacimientos de petróleo y de minerales de todo tipo, oro, plata, diamantes y uranio.  Si, uranio… Piense en algo y…Venezuela lo tiene.

En Venezuela la música folclórica es hermosa (la Gaita y el Joropo, entre otras) y, sobre todo, la gente es muy especial, alegre, buena y noble.  El pueblo venezolano es muy parecido en su idiosincrasia, al pueblo panameño.  Cuando Panamá padeció de la funesta dictadura militar de 21 años, el pueblo venezolano fue uno de los primeros en solidarizarse con el sufrimiento que atravesaba el pueblo panameño.  Y es que a Panamá y Venezuela las unen profundos lazos históricos, desde los tiempos del gran Simón Bolívar…

No es casual que Venezuela sea la cuna de mujeres hermosas (muchas de las cuales han sido reinas internacionales de belleza), así como de grandes deportistas en distintas disciplinas deportivas como el beisball, el boxeo y el hipismo, entre otras, siendo un país poseedor de un diverso “pool” genético que confiere a su pueblo mucho talento y vigor híbrido.

En otras palabras, Venezuela está llamada a ser una potencia mundial, dadas sus características generales y específicas.  Tiene casi de todo… Lo único que este hermano país, obviamente, no ha tenido en los últimos lustros, son buenos gobiernos.  No se justifica, bajo ningún concepto, bajo ninguna excusa, que un país tan inmensamente rico como Venezuela, esté en tan precaria situación política, económica y social.  El pueblo venezolano carece casi de todo, especialmente libertad, derechos humanos, abastecimientos básicos del diario vivir, seguridad civil, comida y calidad de vida.  ¿Puede negarse algo de esto?

Zozobra, represión, cárcel y muerte es lo que impera en toda Venezuela, en estos momentos.  La población venezolana, especialmente la juventud, está exponiendo su vida en las calles pelando por sus derechos civiles, por sus derechos humanos, por su derecho a la libertad, por su derecho a la calidad de vida, por Venezuela, denunciando abiertamente que en su país existe un gobierno dictatorial.  Solicitan, con gran vehemencia, el apoyo solidario del mundo, especialmente de América Latina.  Lamentablemente, este apoyo le fue negado por casi la totalidad de los países latinoamericanos, a excepción de Panamá, en la reciente reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA).  Panamá solicitó la reunión para discutir la posibilidad de convocar a los cancilleres del continente para analizar la situación en Venezuela y, de paso, hacer un llamado de atención sobre la frágil situación que se vive en el hermano país, que podría terminar en un baño de sangre y/o una guerra civil, que después lamentaríamos todos.

Una gran mayoría de los países del Consejo Permanente lo consideraron prematuro, aunque parezca increíble, prefiriendo emitir una mera declaración política, aduciendo que el gobierno venezolano ya había iniciado el diálogo con sus opositores políticos.  En este resultado se nota la influencia de la llamada “diplomacia del petróleo” que desplegó ampliamente el desaparecido Hugo Chávez y ha continuado Nicolás Maduro.  Da vergüenza, da dolor, la falta de solidaridad con el pueblo venezolano, por unos barriles más…

Esta historia no termina aquí.  Hay que recordar que, desde hace unos tres lustros, las riquezas de Venezuela han sido su mayor desgracia.  Y Venezuela tiene uranio… Ya es de dominio público quienes están tras este valioso y estratégico metal para los programas nucleares (con fines armamentistas, supuestamente benéficos y desconocidos) y han tenido acercamientos con el gobierno venezolano.  Este hecho agrava la situación y arroja un ángulo tenebroso al asunto.  Esta coyuntura podría desatar incidentes de proporciones incalculables que se deben prevenir a tiempo.  ¿Qué ha sucedido con los países latinoamericanos que, conociendo las implicaciones que existen, han decidido jugar al avestruz?

La hermana Venezuela y el noble pueblo venezolano necesitan del apoyo latinoamericano y del resto del continente americano, incluyendo sus territorios insulares, para traer la paz a esta sufrida nación.  La única forma de lograrlo es concertando un diálogo serio entre las partes, que era todo lo que pretendía la solicitud de Panamá al Consejo Permanente de la OEA.

Ahora el Presidente Maduro exige una disculpa al Presidente Martinelli para restablecer las relaciones diplomáticas y comerciales que rompió con Panamá, por su supuesta intervención en los asuntos venezolanos, cosa que se sabe es absurda.  Por supuesto, también queda suspendido el pago de más de mil millones de Balboas (=mil millones de dólares estadounidenses) que se le adeudan a distintas empresas de la Zona Libre de Colón, en el Atlántico panameño.  Pero de nada tiene que disculparse el gobierno panameño o el Presidente Martinelli, que lo único que desea es apoyar al hermano pueblo venezolano.  Pero arriba hay un Dios, del que muchos solo se acuerdan cuando lo necesitan.  Miseria humana.

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