06 enero 2021

El COVID 19 en Panamá, Parte 2: manejo de la epidemia

Continúa incontenible el COVID 19 en Panamá, con los más de cinco mil nuevos infectados de hoy. Para la contención de la expansión del virus del COVID 19 en Panamá, NO BASTA SOLAMENTE, por Dios, conque las Autoridades Nacionales hayan informado y sigan informando detalladamente las medidas de bioseguridad a la ciudadanía, ni estén buscando fiestas u otras actividades prohibidas por la presencia de la epidemia para suspenderlas. Hay que hacer esto y mucho más, SE TIENE QUE CAMBIAR EL CHIP y actuar proactivamente, no solo correctivamente, no solo a la expectativa, no solo a la espera de sorprender infractores para multarlos y ya. Hay que comenzar a aplicar estricta y eficazmente las disposiciones emitidas por las Autoridades Nacionales y las sanciones correspondientes, como se hizo hoy en Colón, aunque la sanción fue solo pecuniaria y muy baja, de solo B/. 200.00 por persona, cuando debería ser de, por lo menos, B/. 500.00, una sanción escrita a su expediente y, por qué no, prisión por 2 0 3 días o más, también con mención en el expediente y penas aún más severas por reincidencia.

Pareciera que hay grupos de ciudadanos con actitudes barbáricas e irresponsables que están poniendo en peligro no solo su salud y sus vidas (es increíble) si no la de sus familiares, compañeros de trabajo y la de todos los ciudadanos, a nivel nacional. Tiene que darse una verdadera acción conjunta entre las Autoridades Sanitarias y de la seguridad civil para realizar una supervisión y seguimiento cercanos las 24 horas, en todo el país, incluyendo el comercio en general, el transporte público y privado (entre otras actividades), las calles y las avenidas. Por ejemplo, es inconcebible que haya enormes filas en supermercados, almacenes, bancos, y otros comercios y no se esté vigilando y asegurando el distanciamiento adecuado (esta responsabilidad tiene que ser asumida por los comercios, bancos y demás actores, bajo la supervisión y acción gubernamental (incluyendo multas a los comerciantes que no cumplan), para poder evitar el colapso sanitario y económico del país. Las acciones de las Autoridades Nacionales tienen que ser totalmente coordinadas y se debe erradicar esa actitud de yo en mi esquina y tu en la tuya.

Si el gobierno realiza estas acciones, seguro que se va a recuperar el nivel de contención de la enfermedad que se tenía antes de noviembre de 2020. ¿No es eso lo que se desea? ¡¡¡Todavía faltan, al menos, dos largos meses para la vacunación masiva de la población general!!! ¡¡¡Entonces, no hay que perder más tiempo!!!

02 enero 2021

El COVID 19 en Panamá, Parte 1: implicaciones sociales y económicas y recomendaciones

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una pandemia es la "propagación mundial de una nueva enfermedad".  En la historia de la humanidad han ocurrido unas 20 terribles pandemias que han causado la muerte de millones de personas, como la de la "Peste Negra" o "Peste Bubónica", causada por la bacteria Yersinia pestis (durante la Edad Media, entre 1347 y 1351), que -se ha estimado- causó alrededor de 200 millones de muertes en el mundo conocido entonces.  Entre 1885 y 1920 ocurrió un segundo brote de la enfermedad que mató unos 12 millones de personas.  Sin embargo, la mayoría de las pandemias son de origen gripal y ocurren cuando un nuevo virus gripal, contra el que no hay inmunidad en la mayoría de las personas, se disemina por el mundo.  En general, las pandemias gripales que han ocurrido se originaron de virus que infectan animales.

El 11 de marzo de 2020, la OMS declaró formalmente como pandémica la propagación de un nuevo virus gripal.  En Panamá, la epidemia del nuevo coronavirus tipo 2, causante de la enfermedad conocida mundialmente con el nombre de COVID 19 (acrónimo de Corona Virus Disease 2019) o SARS-CoV-(Severe Acute Respiratory Syndrome), ha traído a Panamá luto, dolor y una catástrofe económica a nivel personal, familiar, empresarial y nacional.  En los últimos días su manejo ha representado una afrenta internacional para los sistemas sanitarios y de seguridad del país que, a partir de la segunda o tercera semanas del mes de noviembre de 2020, no han sido capaces de contener la tasa diaria de infección y muertes causadas por el virus, que se incrementa, preocupantemente, día a día.  Mientras que durante octubre de 2020 la tasa de nuevos infectados se mantuvo controlada, en menos de 800 casos nuevos por día, a partir de mediados de noviembre empezó a subir sin control hasta más de 4 mil, entre el 29 y el 31 de diciembre de 2020.  Por otro lado, la capacidad de atención hospitalaria está al borde del colapso y el personal de salud está altamente desgastado.  El gobierno nacional ha contratado a 220 profesionales cubanos de la salud, como apoyo, lo que ha causado la inmediata protesta de los gremios de profesionales de la salud en el país.

¿Qué ocurrió entre mediados de noviembre y el 31 de diciembre de 2020, en escaso mes y medio, que dio al traste con la contención efectiva del COVID 19 que se había logrado hasta octubre del recién pasado año?  Ocurrió una conjunción de factores: por un lado, la apertura total de la economía (que se dio escalonadamente) sin una supervisión estricta de las disposiciones contenidas en las llamadas normas de bioseguridad decretadas por las Autoridades Nacionales de Salud y dejando muchas dudas sobre la certeza de imposición efectiva de estas disposiciones y de las sanciones correspondientes a los infractores de las mismas (ciudadanos, transportistas privados y estatales, comerciantes y demás).  Las Autoridades confiaron ciegamente en la toma de conciencia de la ciudadanía en general (debido a la información masiva que desplegaron a través de los medios) y dieron por sentado que la población cooperaría en todo.  No se consideró la idiosincrasia liberal ni la marcada indisciplina e irresponsabilidad de ciertos grupos de panameños (de distintos niveles sociales) y mucho menos su actitud de irreverencia y desprecio al orden establecido, como se ha denunciado en diversos medios de comunicación masiva y en las redes sociales que han mostrado a ciudadanos congregados en multitudinarias fiestas clandestinas y otras actividades prohibidas, sin ninguna protección ni distanciamiento.  Tampoco se consideró que un gran sector de la población económicamente activa (cerca del 44 %, según datos de la Contraloría General de la República) vive de la economía informal y que hará lo que esté a su alcance para resolver el día a día de su familia.  Tristemente, Panamá es el quinto país más desigual de América Latina y la inequidad campea por todos los rincones, por nuestras calles y avenidas.  Duele señalarlo, como panameño, con la esperanza de que el candidato de algún partido político o algún político independiente adopte esta ignominiosa estadística como tema principal de campaña en las próximas elecciones presidenciales, para revertir o minimizar esta triste y vergonzosa realidad.  Por todas estas razones, la implementación y vigilancia del cumplimiento de las normas de bioseguridad resultaron en un gran fracaso y en el incremento exponencial de la tasa diaria de infección que se observó en los tres últimos días del pasado año.

Otro de los factores que contribuyeron a este incremento exponencial de la tasa de infecciones entre noviembre y diciembre de 2020 fue la ausencia de una verdadera coordinación y colaboración entre las Autoridades Sanitarias y las encargadas de hacer cumplir las leyes.  Cada una se mantuvo en su burbuja, en su zona de confort, con poca interacción entre ambas.  De haberse dado una verdadera coordinación y colaboración, otra sería la historia.

Hay otros factores de menos peso que también incidieron en la desastrosa situación sanitaria actual pero, para no alargar el tema, en este escrito se considera prioritario el abordaje de las decisiones que el Gobierno Nacional tendrá que tomar, en el futuro inmediato, específicamente en relación con el manejo de la epidemia y la ya maltrecha economía del país, que está al borde de una crisis nunca antes experimentada y que, si ocurre, tendrá implicaciones catastróficas e impredecibles para el futuro del país.  Se trata de las medidas de cuarentena total decretadas recientemente y de la posibilidad de cerrar, nuevamente, gran parte de las actividades comerciales con la intención de contener al COVID 19.  De la decisión que tome el gobierno dependerá el futuro de Panamá.

Al respecto, mi opinión, como ciudadano de este país, es la siguiente:

1.- Continuar con la prohibición total de las fiestas en donde, usualmente, hay un alto consumo de bebidas alcohólicas y, en consecuencia, la posible pérdida del autocontrol de algunas personas.  Además, por la imposibilidad de asignar un Agente del Orden Público en cada una.

2.- No cerrar el comercio en general (centros comerciales, restaurantes, hoteles, almacenes y otros) pero diseñar e implementar mecanismos efectivos de supervisión, con la colaboración entre las Autoridades Nacionales responsables y los empresarios, para hacer cumplir estrictamente las normas de bioseguridad y otras disposiciones decretadas por las Autoridades Sanitarias.  De este modo se protegerán miles de puestos de trabajo, contribuyendo a evitar el colapso económico del país.

3.- Permitir la reactivación total del Sector de la Construcción, diseñando e implementado mecanismos efectivos de supervisión, adecuados al sector, con la colaboración entre las Autoridades Nacionales responsables y los empresarios de este gremio, para hacer cumplir estrictamente las normas de bioseguridad y otras disposiciones decretadas por las Autoridades Sanitarias.  Miles de trabajadores se beneficiarán con esta medida, contribuyendo también a evitar el colapso económico del país.

4.- Estudiar e implementar estrategias y mecanismos efectivos para poder regular, autorizar y supervisar la reactivación de la economía informal (buhonería) para que miles de ciudadanos puedan llevar dignamente el sustento diario a sus hogares y asegurando el cumplimiento estricto de las normas de bioseguridad y otras disposiciones vigentes emitidas por las Autoridades de Salud.

5.- Regular estrictamente los sistemas de transporte público, tanto estatales (buses, ferrocarril y metro) como privados, supervisando permanentemente la implementación de las medidas de bioseguridad conocidas, incluyendo el aforo reglamentario, con aplicación de las respectivas sanciones contempladas por la ley.

6.- Aplicar estrictamente las sanciones indicadas en la ley para aquellos empresarios, microempresarios y sus trabajadores que no cumplan con las normas de bioseguridad y otras disposiciones de las Autoridades Sanitarias, de todos conocidas, incluyendo el cierre de operaciones, si lo amerita.

7.- Igualmente, aplicar estrictamente las sanciones contempladas en la ley a aquellos ciudadanos, en general, que no cumplan con las normas de bioseguridad y otras disposiciones de las Autoridades Sanitarias (ciudadanos que acuden a los comercios, sitios de construcción y puestos de buhonería, entre otros).