05 julio 2008

Reflexiones sobre la Educación Intermedia en Panamá: Caso del Instituto Nacional

Personalmente -y con mucho orgullo- pertenezco a la promoción de 1966 del glorioso Nido de Águilas, ahora denominado Nido de Escorpiones por personas que han expresado esta opinión a través de algunos medios masivos de comunicación. Es muy triste y doloroso para los “institutores” de verdad, de raigambre, de corazón -que una vez recorrimos sus fecundas aulas como halcones antes de emprender el primer vuelo con las alas del conocimiento y los altos principios éticos, morales, cívicos, religiosos y sociales, recibidos de ilustres educadores, en el verdadero sentido de la palabra- ver cómo ha decaído nuestro colegio, hasta la total mediocridad y desprestigio. En nuestra época, muchos jóvenes anhelaban ingresar al Instituto, precisamente, por su enorme prestigio de excelente escuela secundaria, por su aporte histórico a la vida nacional y porque deseaban aprender para superarse. Eran estudiantes con mística que respetaban y admiraban a sus profesores y cuyas acciones estudiantiles estaban motivadas por verdaderos y profundos ideales, por los que eran capaces de ofrecer hasta sus vidas. Hoy vemos el triste espectáculo del vandalismo y la destrucción, en cada manifestación estudiantil institutora, lo que deja mucho que desear de las verdaderas intenciones de estos jóvenes e indica que, en realidad, en vez de ideales lo que existe es un malsano interés de desestabilización social y protagonismo. Es lamentable que muchos profesores en la actualidad no den la talla, no sepan cómo controlar ni motivar a sus estudiantes y estos últimos no respeten, no valoren ni presten atención a sus docentes. Mientras que antes, educadores y padres colaboraban en la formación de los educandos, hoy los padres de familia o acudientes amenazan y agreden a los docentes, alcahueteando irresponsablemente las faltas y atrocidades de sus acudidos y dándoles un mensaje muy negativo, que engendra actitudes erróneas que los aleja mucho del comportamiento que se espera de ellos. Las causas de esta tragedia son múltiples y complejas y son un reflejo de la preocupante descomposición social en la que se encuentra nuestra muy querida y sufrida Panamá. Se hará un breve, no exhaustivo, análisis de las principales causas de esta desgracia.

La crisis de la institución familiar: Como es de todos conocido, la familia es el pilar o unidad básica de toda sociedad humana y cuando la misma se encuentra en una crisis profunda, que parte desde los propios cimientos, todo se desestabiliza y entra en crisis también. Es un hecho innegable que la familia panameña en general y, especialmente, la de las clases económicas medias a bajas, está atravesando por una terrible crisis de los valores más fundamentales del ser humano. Los padres se han vuelto muy permisivos e indiferentes y ya no crían a sus hijos con el rigor que solía aplicarse hasta el inicio de los 70. Consecuentemente, los hijos, cada vez más, ven a los padres como un estorbo para saciar sus instintos -exacerbados por la presión de una sociedad materialista y hedonista- y como un medio para satisfacer sus necesidades básicas. Por otro lado, los hacedores de las disposiciones y leyes vigentes han contribuido a agravar el problema al concebir e implementar dispositivos e instrumentos legales con enfoques en extremo liberales, influenciados por múltiples corrientes externas muy ajenas a nuestra cultura e idiosincrasia, que están minando y distorsionando el fundamento básico de nuestra sociedad, la familia.

Lo anterior, se agrava por el alto índice de divorcios y separaciones de cabezas de familia procedentes del sector joven de la población -con hijos en escuela primaria o secundaria- que deja a los hijos en un limbo familiar, carentes del medio de cultivo óptimo que es una familia sólidamente constituida y fundamentada en los más altos principios y valores.

La crisis del sistema educativo panameño: Hasta finales de los años sesenta y principios de la década de los 70, Panamá contaba con un excelente sistema educativo que producía estudiantes con una amplia y sólida preparación. Esta excelente preparación integral era el resultado de estudiantes con muy buena formación hogareña que acudían a la escuela a estudiar (y no a otra cosa), de educadores con mucha vocación y muy buena formación académica y de un sistema educativo bien estructurado, organizado y orientado a producir egresados con una preparación de alta calidad y adecuada a los escenarios de ese tiempo, para lo cual se requería de docentes actualizados y bien claros con su misión y objetivos, así como de un sistema de supervisión estricto y eficaz. Los docentes institutores se esmeraban en su sagrada misión, a fin de que “El Instituto” fuera el mejor o uno de los mejores colegios secundarios del país. Es obvio que aún hay magníficos docentes pero, en términos generales, ¿existe hoy esta mística tanto en educadores como educandos? Que el amable lector saque sus propias conclusiones...

Muchos institutores de hoy -gracias a Dios no se puede generalizar- han sido atraídos por la fama de “revoltoso” que ha acumulado el colegio en los últimos lustros. O sea, estudiar y aprender es lo que menos les interesa pero sí fomentar y crear problemas y revueltas callejeras que, casi siempre, degeneran en vergonzosos actos vandálicos, escudándose o tomando como causa de su injustificable e imperdonable actitud, los problemas nacionales más sensibles o “respaldando” a otras agrupaciones en sus intentos de presión hacia el gobierno de turno, sean justificadas o no. Las autoridades civiles y las del colegio tienen que ser fuertes y tratar a estos “estudiantes” como lo que, realmente, son: unos maleantes, unos vándalos. Incluso, hay un número de ellos que ya son mayores de edad y deben ser enviados a la escuela nocturna para que completen su formación, si así lo desean, cambiando su actitud de depredadores o parias de la sociedad, por una de ciudadanos útiles a la Nación. Aquellos estudiantes, menores o mayores de edad, que cometan actos vandálicos comprobados, deben ser llevados a la justicia y sometidos a los procesos civiles y/o penales correspondientes, incluyendo la expulsión definitiva del colegio y restringiendo sus posibilidades educativas futuras a la escuela nocturna y la privada. Hay que ser inflexibles en esto, si se quiere salir de esta crisis, enviando un claro mensaje a los estudiantes revoltosos y un estímulo a los estudiantes formales que si desean estudiar y aprender para mejorar sus posibilidades de vida en el futuro. Solo de esta manera “El Instituto” volverá a ser “El Instituto”, recuperando su prestigio de antaño y produciendo, para el país, egresados con la calidad requerida para estudiar cualquier carrera en las mejores universidades, dentro o fuera de Panamá.

Actualmente, Panamá es uno de los países latinoamericanos que más dinero invierte en educación y uno de los que menos resultados positivos obtiene, si se analiza el alto índice de fracasos y deserciones, la cada vez más elevada tasa de estudiantes embarazadas y la deficiente y mediocre preparación de los egresados, lo que ha sido documentado ampliamente. Alarmante, ¿no?

La crisis y el fracaso de la política criolla: No se entrará en muchos detalles pues es obvio que la política criolla está en una crisis -ya crónica- y ha fracasado completamente en estos temas pues, lamentablemente, sus pensamientos y energías van dirigidos en otras direcciones que todos los panameños conocemos: el prestigio y el poder político de la partidocracia que, desafortunadamente, está por encima de los intereses nacionales. No es que el sistema partidista sea malo. En una democracia, es necesario, pero las primeras reglas de los estatutos de todos los partidos deberían ser honrar a la Patria, obedecer la Constitución y sus leyes, así como velar y respaldar el bienestar y la estabilidad de TODOS los panameños, no solamente de los que pertenecen al partido en el poder y sus alianzas politiqueras. Esto aplica, por igual, a todos los poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Nuestros políticos, una vez que accedan al poder, deberían despojarse del egoísta enfoque partidista y adoptar un enfoque de Estado, de Nación, para poder conducir la República hacia el verdadero desarrollo humano, social y económico, con inclusión de TODOS los panameños, sin distinción. ¿Qué opina el lector?

La crisis humana y socioeconómica: A inicios del siglo XXI todas las actividades del ser humano como que se han centrado en el materialismo, el consumismo, el individualismo, en lo sensual, en el hedonismo y en el poder (en todas sus manifestaciones). Hay una nueva forma de Imperialismo que promueve estos falsos valores y va más allá del poder de los ejércitos y las armas. Incluso, más allá del poder económico de un país…Es el Neo Imperialismo Corporativo, que opera a través de grandes corporaciones y empresas transnacionales, con intereses en TODOS los países del mundo. Muchas de estas grandes corporaciones o transnacionales detentan un gran poder político y económico en los países en los que operan, con presupuestos muy superiores al de la mayoría de las Naciones en vías de desarrollo. Algunas poseen la capacidad de influenciar los comicios electorales de gran cantidad de países, desarrollados o no. Esta nueva forma de poder se deriva del Neoliberalismo y sus políticas de contracción del rol de los Estados (a las meras funciones normativas y regulatorias), de privatización de las empresas estatales (que ahora estos consorcios poseen), de apertura total de los mercados (que, en este momento, dominan). Este nuevo Imperialismo no conoce de ideales políticos, sociales o humanísticos y, como un hoyo negro antimateria, amenaza con tragarse todo y a todos…A partir de 1989, con la caída de la Unión Soviética, el fin de la “guerra fría” y la desaparición de los polos de poder hegemónico en el mundo, se inició la gestación del Neo Imperialismo Corporativo, engendrado por los estrategas del Washington Consensus (ver en este Blog: Ocaso del Modelo Económico Neoliberal, 23 de mayo de 2006), en la plástica matriz neoliberal…El engendro ha rebasado las expectativas más frías y calculadoras de sus autores intelectuales y está a punto de establecer un nuevo orden mundial…Estados Unidos, el -hasta hace poco- amo y señor del mundo, se ha quedado solo y aislado pues, con su equivocada política hegemónica, se rodeó de países a los que no ayudó a salir de la pobreza, la dependencia y la ignorancia, que ahora no pueden ayudarlo, a través de la conformación de un sólido bloque americano. En el “Nuevo Mundo”, solo Estados Unidos y Canadá pertenecen al primer mundo, mientras que el resto del continente se ahoga en la pobreza y la ignorancia, con muy variados matices. Europa, compuesta mayoritariamente por países altamente desarrollados y ricos, se unificó en la más grande y poderosa comunidad y, ahora, representa la última trinchera contra el descontrolado monstruo. Pero el monstruo sigue creciendo y haciéndose más y más poderoso. Desde hace unos años se ha venido observando una clara tendencia a la fusión de capitales e intereses entre los grandes consorcios y compañías transnacionales. Algunas mega empresas o mega consorcios, producto de estas fusiones, ya fabrican desde un alfiler hasta electrodomésticos, ordenadores, autos, equipo pesado, armamentos, así como componentes para naves aéreas y espaciales y bombas atómicas. Las grandes transnacionales farmacéuticas siguen el mismo patrón, al igual que las empresas que producen los agroquímicos, a nivel mundial. Toda esta tecnología está patentada y bajo el control de estas nuevas fuerzas económicas y los países serán cada vez más dependientes, hasta el momento en que sean simples usuarios, entes pasivos, en fin, meros espectadores en el mundo corporativo y mega corporativo que, día a día, se consolida e impone.

¿Cómo afecta todo esto el plano local? Panamá, al igual que todos los países, está perdiendo control (poder de decisión sobre los temas nacionales más importantes), protagonismo (capacidad de proponer, evaluar e implementar soluciones) e identidad (independientemente de que -por razones históricas que no vienen al caso- nunca hayamos gozado de una muy fuerte, lo cual mejoró, sensiblemente, con la recuperación de la soberanía total sobre el territorio nacional). Lo único que puede contribuir a la liberación del pueblo de las esclavizantes cadenas del Neo Imperialismo Corporativo y a la consolidación nacional, erradicando la pobreza y la ignorancia de la faz del país, es la educación y solo la educación. Pero una educación integral bien estructurada, sólida, orientada y con ofertas para todos los niveles académicos y socioeconómicos, en el marco de un sistema educativo que responda a los escenarios de hoy y dirigida al logro de la más alta calidad de educadores y educandos, sin escatimar esfuerzos ni recursos, muy lejos de la mediocridad y desorganización que imperan en la actualidad.

La crisis económica: La mentalidad reactiva de los panameños, citada en un artículo anterior de este Blog (Consolidación de la Nación Panameña y de la Panameñidad, 24 de julio de 2006), impide que actuemos planificada y proactivamente. La vida en Panamá está atravesando por una inflación, cercana ya al 10 %, que marca un hito en la historia del país. Las transnacionales petroleras, sin ningún pensamiento humanitario o social, han fabricado -no hay otra explicación- la actual crisis socioeconómica mundial, con precios del barril de crudo que se acercan peligrosamente a los 200 Balboas, de la que Panamá no puede escapar. Esto está afectando todos los órdenes de la vida cotidiana y, uno de los sectores más sensibles es el de la educación. Como resultado, el costo de la canasta básica del panameño se ha incrementado enormemente (alrededor del 24 %), lo que incide en una disminución de la calidad de vida familiar, al reducirse el poder adquisitivo de los padres. El costo de los libros, los útiles escolares y el transporte público y privado escolar se ha hecho prohibitivo para muchos padres o acudientes. Por otro lado, el Ministerio de Educación, ante esta situación, no puede atender adecuadamente las exigencias de la educación, a nivel nacional.

Se requiere, con urgencia, que el gobierno de turno y el que iniciará su gestión, en poco más de un año, hagan un alto reflexivo y una recapitulación para evaluar a fondo los escenarios actuales, con el fin de elaborar e implementar las estrategias y planes necesarios para poner a tono nuestro sistema educativo, recuperando y superando el brillo de épocas pasadas.

No hay comentarios.: