22 mayo 2006

El Evangelio de Judas

El ahora famoso Evangelio de Judas (apócrifo), ha sido difundido, mundialmente, por el National Geografic Magazine y el Instituto Waitt (de Ted Waitt, el dueño y Chief Executive Officer de las computadoras GATE), entre otros. No hay que ser erudito o experto en temas religiosos, basta con ser católico (o cristiano) convencido y creyente (con fe) en la figura de Jesús, su origen divino y su palabra (tal y como la atestiguan los cuatro Evangelios Canónicos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, los Hechos de los Apóstoles y todo el Nuevo Testamento), para darse cuenta de la estrategia que hay detrás de todo este montaje.



En los últimos meses, el mundo ha estado experimentando un ataque frontal a la figura de Jesús. Primero fue la aparición de la novela El Código de Da Vinci, en la que se plantea (con base en suposiciones y datos no confirmados y faltos de seriedad) que Jesús era un hombre ordinario, que no tenía nada de divino, que tuvo -al menos- una hija con María Magdalena y que esta dejó descendientes en Francia que, en los tiempos actuales, están siendo protegidos del Opus Dei (prelado católico que los busca para asesinarlos) por la organización secreta Priorato de Sión, fundada por los Templarios en la época de las Cruzadas, en la Edad Media. En segundo lugar, justo para los días previos a la Semana Mayor o Semana Santa de este año, apareció el Evangelio de Judas, traducido al Copto egipcio hacia el año 300 DC, de un original que nunca ha aparecido y que se supone estaba escrito en griego. Nadie pone en duda la autenticidad de esta traducción cuyo original fue escrito por gnósticos de la secta de los "Cainitas", que creían en la figura de Caín (si, el mismo que señala la Sagrada Biblia como asesino de su propio hermano, Abel). Ni siquiera fue escrito por el propio y traidor Judas Iscariote...


Parece que estos dos documentos -y todos los reportajes periodísticos y televisivos que han originado y desencadenado- han producido muchos billones de dólares para los bolsillos de quienes están detrás de todo este teatro. Y es que en nuestros días de puro materialismo, el poder y la riqueza se han constituído en nuevos dioses (recuerden, poderoso caballero es don dinero). Y, ¿qué mejor tema y negocio que atacar la figura de Jesús? Por lo menos Mel Gibson, con su impactante y verídico largometraje La Pasión de Cristo (que, por cierto, nadie quiso financiar por considerarlo, erróneamente, un tema de poco interés para la audiencia mundial y, mucho menos, comercial) exaltó la figura, las palabras, los hechos milagrosos e históricos y la dimensión divina del Maestro Jesús, a quien tanto necesita la humanidad, en estos precisos momentos en que vivimos en un mundo sin paz, atribulado por la intolerancia (en todas sus manifestaciones), las guerras y guerrillas fratricidas, el terrorismo (en todas sus manifestaciones: económico, religioso, ideológico, etc.), el hambre y la ignorancia (patrocinados por los más ricos y poderosos). En fin, un mundo que está al borde de una tercera conflagración mundial (posiblemente atómica) originada, en el Medio Oriente, por una mezcla de intereses económicos, poder, fanatismo e intolerancia religiosa. ¿Habrá algún otro poder maléfico detrás de estos escenarios actuales?


Lo que menos necesita este mundo enfermo, en estos precisos instantes, en esta encrucijada, es adorar la figura de un traidor y tomar en serio esta información tendenciosa de los consorcios económicos y la prensa amarillista que lo que buscan es hacer dinero. Este objetivo lo lograrán, no hay duda, pero es responsabilidad de cada quién analizar cuidadosamente esta avalancha de información manipulada. ¡Atención, cristianos y gente sensata!

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