23 mayo 2006

Ocaso del Modelo Económico Neoliberal

El nacimiento:
El moderno Neoliberalismo o Fundamentalismo de Mercado tomó un fuerte impulso a partir de la ponencia de John Williamson, What Washington Means by Policy Reform, preparada como documento base de la conferencia internacional Latin American Adjustment: How Much Has Happened?, organizada por el Institute for Internacional Economics, en noviembre de 1989, para discutir las políticas y el desarrollo económico de América Latina. Incluida en su ponencia, Williamson presentó una lista de diez políticas económicas que él consideraba que todos en Washington (FMI, BM, el Congreso de los Estados Unidos, la Reserva Federal, los altos funcionarios de la Administración y los institutos de expertos económicos o think tanks) aceptarían como necesarias de implementar en esos países. Denominó a la lista Washington Consensus (Consenso de Washington). La lista incluía las siguientes políticas: 1) Disciplina fiscal, 2) Reordenamiento de las prioridades del gasto público, 3) Reforma Impositiva, 4) Liberalización de las tasas de interés, 5) Tasa de cambio competitiva, 6) Liberalización del comercio internacional, 7) Liberalización de la entrada de inversiones extranjeras directas, 8) Privatización, 9) Desregulación y 10) Derechos de propiedad. Pocos años después, la lista original fue revisada, ajustada y ampliada por las entidades financieras y los centros de estudios económicos con sede en Washington y, posteriormente, adoptada por las entidades financieras y los países desarrollados (o, debería decirse, impuesta), como el modelo económico a seguir por todos los países en vías de desarrollo, a nivel global.

La implementación a escala mundial:

La Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) son los principales impulsores y ejecutores de este modelo económico mundial. A grandes rasgos, el modelo requiere, para poder funcionar con eficiencia, de una serie de cambios y reformas económicas y fiscales de larga, dolorosa y difícil implementación en los países meta. Entre las más importantes están: la compresión del Estado al rol normativo y regulatorio (implica la privatización de las empresas públicas, consideradas ineficientes, para reducir la planilla y el gasto estatales y fomentar la inversión privada), la total apertura comercial de esos países (que implica la desregulación o eliminación de las barreras arancelarias que protegían los productos nacionales de los productos extranjeros subsidiados y de la mala práctica del ‘dumping’), la eliminación de los obstáculos técnicos al comercio de los alimentos frescos a través de las barreras fito y zoosanitarias (que implica la adhesión e implementación de las normas y regulaciones de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria y la Organización Internacional de Epizootias) y la total apertura del mercado laboral (que implica la posibilidad de contratar mano de obra de cualquier origen, compitiendo con la nacional), entre otras. Todas estas reformas tenían como objetivo el desarrollo económico mediante el incremento significativo de la capacidad competitiva de estos países a través de la inversión en educación, en fortalecimiento y apoyo a los procesos de investigación/innovación, en la modernización del Sector Agropecuario e Industrial y otros sectores de la economía y en la modernización de la infraestructura de comunicaciones, red vial, transporte y servicios básicos, para citar solo algunos. Se daría un tiempo definido para que todos los ajustes se efectuaran y surtieran el efecto esperado para preparar el terreno para el desarrollo económico de los países meta, el escenario para la globalización de la economía y los Tratados de Libre Comercio.

Los resultados:

La compresión del Estado al rol normativo y regulador nunca ocurrió. La razón principal es que, en estos países, el clientelismo político es un modus vivendi y la clase política (la partidocracia) no tiene la suficiente madurez para acabar con su principal modo de sustento. Más bien se reportan incrementos de la planilla estatal en la gran mayoría de los países meta. En segundo lugar, la privatización trajo consigo la transnacionalización de las empresas estatales (las empresas transnacionales eran las únicas con capacidad para las mega inversiones requeridas) y el incremento significativo de los costos de los productos y servicios que antes brindaba el Estado, a costos más bajos, como un subsidio social.



La apertura comercial total no dio los resultados esperados de incrementar el intercambio de productos agropecuarios frescos y reducir los costos de la canasta básica a los consumidores de esos países, forzando a los productores nacionales a elevar sus niveles de productividad y competitividad, adoptando tecnologías apropiadas a través de los entes encargados de su generación y transferencia. Aunque los productores de los países meta lograron incrementos significativos en los índices de productividad, calidad y competitividad, logrando mantenerse exitosamente en los mercados locales y penetrar en ciertos nichos internacionales, a la larga no pudieron competir con los productos de los países desarrollados -tanto los destinados a sus mercados locales como los destinados a la exportación- ya que los mismos están altamente subsidiados. Esta distorsión provocada por los países desarrollados -que no se creen parte del “experimento” del modelo económico neoliberal- es una de las principales causas del fracaso del mismo. Por otro lado, los importadores y distribuidores de alimentos de los países en vías de desarrollo no transfirieron al consumidor local -aunque fuera parcialmente- los ahorros logrados al importar productos subsidiados a precios más bajos.



Por otro lado, las políticas y disposiciones para la eliminación de los obstáculos técnicos al comercio de los alimentos frescos (barreras fito y zoosanitarias) no ha logrado otra cosa que fortalecerlos y hacer más difíciles los intercambios comerciales. El Análisis de Riesgo de Plagas (ARP), además de un procedimiento técnico, se ha convertido en un arte para manipular y justificar -elegante y científicamente- una barrera técnica. Las autoridades sanitarias de los países desarrollados presionan a las de los países en vías de desarrollo, a que flexibilicen las medidas fito y zoosanitarias y certifiquen el estatus fito y zoosanitario de sus plantas exportadoras (para facilitar el ingreso y penetración de sus productos), so pena de imponer restricciones a las agroexportaciones de estos países pobres (reduciéndoles las cuotas de exportación o amenazando con interrumpir las negociaciones de los TLC’s bilaterales).


Por último, la liberación del mercado laboral puso a competir entre si a los países en vías de desarrollo, por las plazas de trabajo, creando gran incertidumbre e inestabilidad social. Los países desarrollados esperaban que esta política redujera la inmigración (legal o ilegal) a sus países, de manera importante. Sin embargo, ha ocurrido lo contrario y se han visto en la necesidad de incrementar las medidas de control, con costos muy elevados (por ejemplo, las barreras que instalan los Estados Unidos en su frontera sur y el acantonamiento de tropas, en esta frontera, para el control de la inmigración ilegal desde México).

Las lecciones:

En fin, habría que preguntarse si el neoliberalismo tiene los días contados y si su reino se extinguirá prematuramente. Las distorsiones introducidas a este modelo por los países desarrollados que lo impulsan han sido la causa principal de que los resultados esperados no se hayan obtenido. Quizás las hipótesis económicas que se plantearon los estrategas del Washington Consensus no contemplaron la idiosincrasia de estos países (por desconocerla), lo que no les permitió el enfoque más adecuado. Tal vez los supuestos importantes no ocurrieron según lo planificado, al estar mal diseñados. Queda demostrado, claramente, que la intención de los países desarrollados y las instituciones financieras internacionales no era tan altruista como parecía ser. Deformaron un proyecto cuyas intenciones iniciales eran buenas y honestas y cuyos resultados pudieron alcanzar los objetivos originales planteados que eran propiciar el desarrollo socioeconómico de los países meta.


Ya se echó a rodar la rueda... Los países pobres claman por una verdadera justicia y equidad. La vuelta a la nacionalización de las antiguas empresas estatales está a la vuelta de la esquina, creándose un clima de inseguridad jurídica que frenará las inversiones de capital. En parte, por la mala política administrativa de esas empresas, centrada en objetivos y metas netamente economicistas y exentos de contenidos y beneficios socioeconómicos para los trabajadores. Ha comenzado en Bolivia y el ejemplo de este hermano país puede ser seguido, prontamente, por muchos otros países en vías de desarrollo, a escala mundial… El modelo neoliberal está a punto de colapsar por su falta de sostenibilidad…

El futuro:



Todavía hay tiempo para detener la rueda que está a punto de aplastar este modelo económico desgastado. La única solución es que los países desarrollados, las instituciones financieras internacionales y los organismos internacionales vinculados a la regulación mundial del comercio hagan un alto y corrijan los errores y distorsiones que han afectado el desempeño del modelo neoliberal. Amanecerá y veremos…Lo contrario, implicaría que el mundo está al borde de un cambio hacia un modelo económico más solidario y menos impositivo…

No hay comentarios.: