03 febrero 2012

La Sedición de los Ngäbe

¿Cuál es la verdadera génesis de la seria crisis que está experimentando el país? Se dice que es la negativa de los indígenas Ngäbe Buglé frente a la explotación minera y la construcción de hidroeléctricas en la comarca. Esta es, apenas, la punta del “iceberg”. Al respecto, la construcción de hidroeléctricas es un asunto de importancia vital para el progreso y desarrollo de la Nación y su ubicación no es por capricho si no que obedece a requerimientos técnicos. Por otro lado, la comarca Ngäbe Buglé -así como ninguno de los otros territorios comarcales- no es un país independiente y está completamente sujeta a la Constitución y las leyes panameñas. Siempre que el gobierno de turno garantice la justa indemnización y nueva ubicación adecuada, tiene toda la autoridad para proceder, después que todo se haga dentro del marco legal. Por otro lado, las explotaciones mineras deben prohibirse si no se demuestra que son responsables y sostenibles. Lo contrario, si se demuestra ante la faz del país que puede realizarse una explotación minera específica con responsabilidad, con las debidas medidas de remediación y con sostenibilidad, los ambientalistas de extrema y demás opositores que tienen engañados a los indígenas, deben ser honestos y ser los primeros en aceptarlo. Una explotación minera responsable y sostenible debe producir progreso en la comunidad donde se realiza, lo cuál sí es responsabilidad del gobierno de turno. La verdadera génesis de la crisis actual es, principalmente politiquera, con algunos matices ambientalistas impulsados por extremistas y mercenarios ambientalistas que solo ven en blanco y negro, siendo “blanco” la cero acción y “negro” cualquier intento de actividad que interactúe con el ambiente. Esta es una posición muy cómoda e irresponsable pues todas las actividades del ser humano, por muy discretas que sean, tienen un impacto ambiental medible. Lo inteligente es la implementación de una gestión ambiental responsable y equilibrada, con sostenibilidad en el tiempo, que sea compatible con el justo y necesario progreso humano. Por otro lado, a nadie escapa que uno de los principales ingredientes políticos de esta crisis se llama “Sala Quinta”. Y es que la oposición y la ultra izquierda en general ven la sombra de la re elección por todos lados y con mucho temor. No hay que temerle a la re elección pues, al final, es el pueblo el que decide con sus votos, con base en el desempeño de un gobierno, si merece o no continuar en el poder.

Los cierres de la carretera Panamericana en la provincia de Chiriquí, en puntos estratégicos de la provincia de Bocas del Toro y en otros puntos del país, a lo largo de esta vital arteria, ocasionados por los indígenas Ngäbe Buglé, están causando grandes complicaciones y pérdidas a muchos productores agropecuarios, agro empresarios, empresarios en general, transportistas, enfermos, estudiantes, ciudadanía en general y turistas locales y extranjeros, solo para citar algunos grupos de afectados. Panamá y su imagen están siendo gravemente dañadas, a escala global, luego de haber obtenido, recientemente, una destacada mención internacional entre los mejores destinos turísticos del mundo, la calificación de grado de inversión por las tres principales calificadoras de riesgo del mundo, una de las tasas de desempleo más bajas del continente y el mayor crecimiento económico de toda América Latina. Los perjuicios son enormes para el país no solo para el gobierno de turno. A estas alturas de la crisis, no habrá un ganador ni un perdedor. Son todos los panameños los que perdemos, es Panamá la que pierde, es la democracia la que está en la cuerda floja...

Ya se está haciendo una mala y detestable práctica que ciertos grupos políticos (como la ultra izquierda y un sector de la oposición partidista), ambientalistas extremistas o mercenarios y de ONG's sin patria y sin ley -que solo piensan en desestabilizar al país para lograr sus viles y mezquinos intereses y acceder al poder- utilicen y se escuden cobardemente en la etnia Ngäbe Buglé y sus líderes, manipulándolos inmoralmente para su propio beneficio y en detrimento de los propios indígenas que aseguran proteger, así como de Panamá. Cada vez que se les antoja, especialmente cuando el país obtiene avances o logros importantes, movilizan a estos indígenas, a través de sus líderes, y los utilizan como "carne de cañón" para provocar al gobierno, hacer que cometa errores, buscar víctimas fatales para convertirlas en mártires y avanzar en sus diabólicos propósitos.

En un país tan pequeño como Panamá, fue un error político muy grande o -quizás- un frío cálculo político, la creación de grandes territorios comarcales con la supuesta intención de conservar la pureza de las tradiciones indígenas y su sostenibilidad (la Comarca Ngäbe Buglé se creó mediante la Ley 10 del 17 de marzo de 1997). La realidad ha demostrado cuán equivocados estaban o, en el peor de los casos, cuán bien calcularon al crear este “Caballo de Troya”. ¿Que beneficios ha obtenido el país con esta acción? Ninguno positivo. Los indígenas siguen en la miseria, siguen en la ignorancia, han sido aislados del resto del país en los territorios comarcales (lo cuál es una verdadera segregación racial) y se han creado territorios comarcales con regímenes especiales, como si fueran varios países dentro del pequeño territorio panameño. Es más, los indígenas son panameños especiales, con más privilegios que los demás nacionales, que pueden -por ejemplo- tener terrenos y fincas dentro de la comarca y fuera de ella, cosa que a la inversa no le es posible a ningún otro panameño; al parecer, piensan que no tienen deberes con Panamá ni se sienten identificados con la nación, a menos que sea para exigir sus derechos indígenas y sus egoístas demandas. Lo más recomendable en el futuro, con la ayuda de los gobiernos de turno (una ayuda que no represente una limosna proselitista como repartir comida, ropas, insumos agropecuarios), sería educar a los indígenas en diferentes profesiones técnicas y universitarias, a través del ofrecimiento de becas, con el fin de que se integren plenamente a la sociedad panameña y se sientan parte de ella. Esto, para nada, implica la pérdida de sus tradiciones culturales...Es la única manera de que puedan salir de la ignorancia y la pobreza endémica que los aqueja y puedan contribuir al desarrollo del país...

Parece ser que a los grupos políticos y ambientalistas, así como a las ONG's involucradas, les conviene que los indígenas continúen perpetuamente en la miseria y la ignorancia pues así ellos podrán seguir recibiendo donaciones y apoyos millonarios de los países ricos y de organizaciones internacionales, dizque para "ayudarlos" a mejorar su condición de vida. Sin embargo, los indígenas continúan igual o peor que al inicio, luego de poco más de un siglo de vida republicana.

Lo más triste es que grupos de educadores, estudiantes, sindicatos y muchos otros ciudadanos -que no analizan bien lo que está sucediendo y lo que verdaderamente está en juego o, simplemente, tienen aviesos intereses políticos y económicos muy por encima de la patria- apadrinen irresponsablemente a la minoría Ngäbe aún en contra de la estabilidad, la seguridad jurídica y la democracia del país, más que del gobierno de turno. Los panameños que de verdad quieren este hermoso país, saben que todo es un bien organizado complot sedicioso para sembrar la anarquía y acabar con el orden establecido, apoderándose del poder, en momentos en que nuestro país es (o era) un modelo internacional en muchos aspectos. Incluso, hay algunos periodistas que también se están haciendo eco de este nefasto proceder y son cómplices a través de sus comentarios velados y sus insinuaciones maquiavélicas que, en lugar de contribuir al establecimiento de la paz, lo que intentan es enardecer los ánimos en contra del orden establecido. Y toda esta debacle sucedió en una semana…

No se puede permitir que esto se alargue por más tiempo. No es posible que una minoría insensata e ignorante (textualmente expresado y sin ninguna otra connotación) destruya Panamá, siguiendo tenebrosas consignas de cerebros podridos que, tras bastidores, cobardemente, conspiran contra el país, ante la pasividad absoluta del resto de los panameños que son los que incansablemente aportan al crecimiento y desarrollo de la Nación. Hay que terminar con este movimiento de sedición, por las buenas, si se puede, por las miles de familias panameñas que, con denodado esfuerzo y dignidad, son el nervio y motor de la Nación…Y, si no se puede por la buena (la razón, el diálogo, la concienciación, la concertación) habrá que utilizar todos los medios y dispositivos de que disponen las autoridades para aplicar la Constitución y las Leyes y salvaguardar el orden público, la convivencia pacífica y la estabilidad, la seguridad del Estado y el progreso de la Nación. Cuando se llegue al término de la actual gestión gubernamental habrá otra oportunidad de elegir un nuevo Presidente (y, quizás, en un futuro no lejano, de volver a elegirlo), ya sea del partido político actualmente en el poder o de cualquier otro...Mientras tanto, el Presidente Martinelli y su equipo de trabajo deberán seguir tratando de impulsar a Panamá hacia niveles nunca antes alcanzados en la historia nacional y la oposición debería, responsablemente, mantenerse en actitud vigilante, apoyando las buenas propuestas e iniciativas del gobierno, aportando ideas positivas para una mejor toma de decisiones y recomendando opciones para corregir errores que se cometan. Esto si sería aportar patrióticamente al desarrollo de la Nación, esto si sería un signo inequívoco de madurez política, es la verdadera democracia y lo que el pueblo panameño espera de sus políticos...

Hay que darles un rotundo NO a esos malos panameños, hipócritas, que no pueden ni saben vivir en democracia. La democracia, como filosofía política, exige responsabilidad de todos o de la gran mayoría para mantener un clima adecuado que sea sustrato fértil para la libertad, la dignidad y el progreso sostenible de la Nación y de todos los panameños…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Respeto mucho esta opinion, sin embargo cuando hablamos de politicos y empresarios ccon ansias de poder no podemos pedirles que hablen con sinceridad senores, eso seria el peor de los enganos, asi que seamos responsables al hablar de un tema de interes nacional.....