26 febrero 2012

La sedición de los Ngäbe: la hora decisiva...

Mañana, lunes 27 de febrero, continúan las “negociaciones” del gobierno con los indígenas Ngäbe rebeldes para decidir el futuro de las hidroeléctricas en la comarca Ngäbe Buglé. La situación es muy frágil pues los indígenas mantienen su posición intransigente de no a las minas y las hidroeléctricas y, por otro lado, el gobierno tiene la responsabilidad de promover el progreso y el desarrollo sostenible del país y de todos los panameños.

En realidad, nunca hubo nada que negociar con los Ngäbe sediciosos. A estos indígenas les han lavado y llenado el cerebro con informaciones incorrectas, interpretaciones muy amañadas de las leyes comarcales y conceptos muy cerrados o extremistas sobre la protección y conservación ambiental, así como de la posesión de las tierras comarcales que habitan pero que NO les pertenecen (le pertenecen a la Nación) y el alcance de sus derechos sobre éstas, entre otros temas.

Y los gobiernos, desde hace muchos años, en lugar de aclarar las cosas con los indígenas, de una vez por todas, se han dejado llevar unos por el clientelismo político (que tanto daño ha hecho a Panamá) y otros por la política del avestruz, accediendo a las imposiciones y caprichos de los indígenas sublevados para calmar sus ánimos y evitar confrontaciones. Este enfoque ha demostrado que no funciona pues los indígenas están, cada vez, más atrevidos e impositivos, siguiendo las consignas que les han trazado e implantado en sus mentes y espíritus distintos grupos -tanto nacionales como extranjeros- que, en las tinieblas, los han manipulado desde hace mucho tiempo. Ahora resulta que el país entero está a expensas de sus antojos y cuando les da la gana cierran las carreteras y vandalizan la propiedad estatal (enmascarados como delincuentes comunes), con gran perjuicio para el país, en todos los sentidos. Ahora es mucho más difícil razonar con ellos y la situación está a punto de salirse de las manos del gobierno. Como siempre, al final tiene que intervenir la Iglesia Católica, como mediadora, lo que demuestra la inmadurez e incapacidad de la sociedad panameña para enfrentar y solucionar a tiempo nuestros propios problemas, tomando oportunamente las decisiones correctas y todos unidos por el bien de Panamá y la mayoría de los panameños… Ingenuamente, muchos panameños se dejan influenciar o llevar por sentimientos y percepciones manipuladas, en vez de enfocarnos en las estadísticas, las realidades, los hechos comprobados o en información de fuentes verdaderamente confiables…

Es importante señalar que la gran mayoría de los Ngäbes si se sienten panameños y, por ende, unidos al resto de los ciudadanos de esta Nación; esta mayoría si desea que el país avance y buscan oportunidades, educación, progreso y desarrollo para ellos y todos sus congéneres. La actitud retrógrada de los Ngäbe sediciosos los afecta directa y dramáticamente pues les cercena su derecho legítimo a aspirar a una mejor condición y calidad de vida. Los condena a una vida de limitaciones, ignorancia, pobreza y desnutrición, a una vida sin esperanzas, semi nómada, en la que solo pueden aspirar a ser peones en las explotaciones agropecuarias de Panamá y Costa Rica, todo por un mal entendido enfoque indigenista, aupado por malos panameños que solo piensan en sus intereses particulares. Es necesario que estos indígenas también eleven sus voces y se pronuncien abiertamente pero sin provocaciones, pacíficamente, para evitar conflictos internos que puedan degenerar en violencia.

Lo más triste es que ciertos comentaristas y medios masivos de comunicación están siguiendo el juego tenebroso de estos malos panameños y no están analizando a profundidad el grave daño que causan al país y a la democracia panameña. Unos lo hacen con pleno conocimiento de causa (aquellos que solo ven a través del cristal de sus intereses -particulares y/o políticos- y no les importa la democracia, el país y el pueblo); otros que, sin proponérselo, sirven a los deseos de los primeros, cuando pierden objetividad al ser seducidos por su papel de intermediadores sociales en la defensa a ultranza de los más necesitados (aun cuando, injustificadamente, pongan en peligro la estabilidad, la gobernabilidad y la democracia de Panamá); y otros, influenciados por percepciones cuidadosamente implantadas, originadas en espejismos oníricos propuestos por fundamentalistas del ambientalismo que no reconocen o no dan crédito a la filosofía del desarrollo humano sostenible que no solo considera la dimensión ambiental sino que, al mismo tiempo, reconoce las dimensiones social y económica, como componentes esenciales para un desarrollo justo y equilibrado en el tiempo. No se puede ser sostenible con un enfoque netamente ambientalista que no permita la construcción de obras que beneficiarán la sociedad y la economía del país, aun cuando existan comprobadas medidas de mitigación y remediación para la conservación, en el tiempo, del componente ambiental; tampoco se puede ser sostenible con un enfoque puramente economicista, que descuide el componente ambiental poniendo en peligro o destruyendo el patrimonio natural para su uso y disfrute por las generaciones futuras. Lo más funcional, conveniente e inteligente es un enfoque de desarrollo humano que sea capaz de armonizar los tres componentes, para ser sostenible en el tiempo. Afortunadamente, todavía quedan comunicadores sociales en general, periodistas y medios de comunicación serios y objetivos, muy comprometidos con la verdad, con el país y con todos los panameños.

Hoy, el Canal 35 de la televisión nacional (PLUS), que apoya los esfuerzos del gobierno, acusó directamente al Ministro de Comercio e Industrias, Ricardo Quijano, de las dos muertes acaecidas durante los cierres de calles por los sublevados indígenas, de haber creado el problema con los Ngäbes sediciosos y del fracaso de las negociaciones. Son acusaciones muy serias, que se salen de todo contexto. Estas actitudes ambiguas, inconsistentes, son las que, precisamente, hacen enorme daño a la psiquis de la sociedad panameña y al país y lo que traen es gran confusión. Como se ha señalado en estas líneas, la estabilidad, la paz, la gobernabilidad y la democracia de Panamá NO SE NEGOCIAN con nadie. Hay que pensar que el Ministro Quijano, habiendo el equipo de gobierno realizado grandes esfuerzos en lograr que a Panamá se le haya otorgado el grado de inversión por las principales calificadoras mundiales (lo que es muy difícil de alcanzar) y en defensa de la designación de Panamá como uno de los principales destinos turísticos del mundo por el prestigioso New York Times, entre otros logros importantes, se rehúse responsablemente a aceptar el vulgar chantaje de los Ngäbe sediciosos y el emplazamiento que le han hecho a Panamá y al resto de los casi cuatro millones de panameños, que si amamos este país.

Si el gobierno, con toda razón, no accede a las demandas sin sentido de los indígenas sediciosos y estos mantienen su posición de intransigencia, otra vez vendrán los intentos de cierres de calles y de vandalizar las propiedades estatales, con los enormes perjuicios que esto causará a la población, a la empresa privada, a la economía y al prestigio del país. Los resultados son impredecibles y podrán ser aprovechados por todos los que se oponen al gobierno actual, especialmente por aquellos que desean ardientemente el caos general y el retorno a la dictadura. Que el pueblo panameño no se deje engañar… Que apoye sin condiciones el mantenimiento del orden establecido y la gobernabilidad del país. Que le de un si rotundo al progreso y al desarrollo sostenible de la nación, que incluye el uso racional de los recursos naturales en beneficio de todos los panameños…

Para enturbiar más el panorama, mañana comienzan las clases en las escuelas primarias y secundarias de todo el país. El panorama se presenta complicado para el gobierno y esta es la coyuntura que, irresponsablemente, esperaban los Ngäbes sediciosos, sus maestros en las sombras, algunas facciones de la oposición, los grupos de la ultra izquierda, los ambientalistas extremistas y muchos panameños que no ven las cosas con claridad, para crear más presión sobre el gobierno. Dios nos ayude a superar esta crisis y que no ocurran situaciones que luego debamos todos lamentar.

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