26 agosto 2012

Crisis del maíz en los Estados Unidos y sus implicaciones en Panamá

Este año los Estados Unidos sufren una terrible sequía que lleva más de seis meses de estar asolando el país, diezmando su economía y, en especial, su estratégica producción agropecuaria. Esta desbastadora sequía, que afecta el 80 % del territorio de este país, es la mayor en los últimos 50 años y ha cambiado completamente el panorama internacional para uno de los granos más importantes a nivel mundial: el maíz (Zea mays). Producto de este fenómeno climático se vislumbra una crisis alimentaria de proporciones e impactos incalculables, ya que este país norteamericano es responsable de alrededor del 50 % de las exportaciones mundiales del grano. Ante esta inédita situación, es seguro que los Estados Unidos atiendan primero el consumo o demanda interna (que representa la tercera parte de la producción mundial) y sus exportaciones queden relegadas a un segundo o tercer plano atendiendo prioritariamente, de forma parcial, las demandas de sus principales compradores a nivel mundial.

Por otro lado, Panamá solo produce entre 10 y 15 % del consumo nacional de maíz amarillo e importa, anualmente (mayormente de los Estados Unidos), entre 85 y 90 %, unas 350,000 toneladas, para satisfacer la demanda nacional. Es sencillo comprender lo que sucederá a la producción nacional avícola y porcina si los Estados Unidos reducen significativamente o eliminan la exportación del grano a Panamá. También será difícil importar el grano de otros países productores, que darán prioridad a sus demandas nacionales y preferirán vender sus excedentes a los Estados Unidos, que pagará mejores precios, si se ve en la necesidad de comprar el grano.

Esta crisis mundial trae a colación la importancia vital de la sostenibilidad de la producción agropecuaria en cualquier país. No es sensato para ningún gobierno basar la seguridad alimentaria de su país en un sistema centrado en las importaciones, que descuide el fomento a la producción agropecuaria. La actual crisis del maíz en los Estados Unidos demuestra la fragilidad de este enfoque. Es estratégico que los gobiernos apoyen sus sectores agropecuarios con programas y proyectos de producción dirigidos al autoabastecimiento de rubros estratégicos para la alimentación de su población y la agroindustria, así como rubros orientados a la exportación. Así mismo, es muy importante dar un respaldo decidido y sostenible a la investigación agropecuaria en rubros estratégicos para la seguridad alimentaria y la exportación.

Panamá, con un presupuesto récord para el año 2013 de 16 mil 268 millones de Balboas, superior al del año en curso, ha hecho una distribución muy desbalanceada del mismo, a través del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y la Asamblea Nacional. Por ejemplo, solo al sector salud se le asignaron 5,160 millones de Balboas (3,648 millones a la Caja de Seguro Social y 1,512 millones al Ministerio de Salud y Bienestar Social) y al sector educativo más de mil millones de Balboas, mientras que a todo el sector agropecuario solo se le asignó un total de 291 millones de Balboas (142 millones al Ministerio de Desarrollo Agropecuario, 12.41 millones al Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá y 136.6 millones para las restantes instituciones del sector), cifra ridícula en comparación con las asignadas a sectores menos estratégicos. Esto pareciera indicar que el gobierno actual le concede muy poca importancia o prioridad a la seguridad alimentaria del país y a un sector agropecuario y agroindustrial del que dependen miles de familias panameñas y que es uno de los mayores generadores de empleos. En un país que carece de una Ley General de Salarios e Incentivos Salariales (ver en este Blog, “Perfeccionamiento de la equidad en Panamá: La Carrera Administrativa y la Ley General de Salarios”, agosto 2006) y en el que un conductor del Metro Bus, sin educación formal, tiene mejor salario que muchos profesionales universitarios que han laborado por muchos años en el Sector Oficial o el Privado, esta indiferencia es percibida como una bofetada, un insulto y un acto de desprecio. Con el costo de la canasta básica alimentaria y el costo de vida en constante incremento, cada vez se hace más difícil al panameño de a pie y al panameño de la clase media, alimentar y mantener dignamente a sus familias. No puede haber paz ni justicia social en un país en el que solo los acomodados y los ricos puedan vivir bien.

Hay que reconocer, sin embargo, que el gobierno del Presidente Ricardo Martinelli ha demostrado, desde sus inicios, un interés especial por elevar la calidad de vida de todos los panameños. El amplio programa social que está desarrollando es una prueba palpable de ello. También, la ampliación del Canal Interoceánico, el mejoramiento de la infraestructura vial, la creación del Metro Bus y la organización del sistema de transporte público en el área metropolitana, la construcción del Metro y muchas obras más que tenían un atraso de décadas, que hacen que su gestión le esté haciendo justicia al pueblo panameño y que podrían potenciar las posibilidades de que Cambio Democrático y sus aliados repitan en los próximos comicios electorales.

La tradicional falta de apoyo de los gobiernos panameños en general al Sector Agropecuario es una cuenta pendiente que debe ser saldada pues la alimentación del pueblo panameño es tan importante como la salud, la educación y las obras, solo para mencionar tres de los sectores más favorecidos en el presupuesto general de la Nación para el año 2013. La comida es la paz y si no se resuelve la crisis existencial del Sector Agropecuario panameño, se crearía una inestabilidad social que opacaría toda la gran labor que este gobierno está haciendo para llevar este país a niveles de desarrollo que jamás había alcanzado. Unos, entre éstos la oposición, se aprovechan políticamente de la situación y dicen que lo que el gobierno quiere es convertir a Panamá en un país netamente importador de alimentos, a pesar de los riesgos que este enfoque entraña y que se mencionaron al inicio de este artículo. La verdad es que al Sector Agropecuario panameño ningún gobierno anterior le ha dado la importancia y apoyo que se merece y que elevaría la calidad de vida del panameño en general y, en especial, al de las áreas rurales, que es mayoría.  Se espera que el actual gobierno rompa con esta tradición nefasta...

Ojalá que el Presidente Ricardo Martinelli gestione los correctivos necesarios y se pueda ajustar el enorme desequilibrio existente en la distribución del presupuesto general de la Nación para 2013 o, en el peor de los casos, para el año 2014. Seguramente, miles de panameños lo agradecerán…

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